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Croissant, la celebración bélica.


En uno de esos días que no sabes que escribir. Por la mañana encuentras la solución en lo que tienes en las manos mojado en leche. El croissant o cruasán si adaptamos la palabra al castellano. El croissant o cruasán es sinónimo de desayuno. Pero que el nombre no engañe, el origen del croissant no esta en Francia.

El origen del cruasant se basa en la guerra (como otras tantas cosas). En 1683 el Imperio Otomano (Turquía), se puso a invadir el Imperio Austrohúngaro, que en aquellos momentos era la puerta de entrada en Europa. Viena resistió un largo asedio. Los otomanos decidieron atacar de noche mientras el pueblo vienes dormía. Pero todos no dormían los pasteleros que trabajan de noche descubrieron la estrategia del ejército otomano, consistente en túneles subterráneos, dieron la voz de alarma y gracias a los madrugadores pasteleros los otomanos acabaron derrotados. 

El emperador de Austria, Leopoldo I les dio el privilegio a los pasteleros vieneses de inmortalizar el acontecimiento. (También les concedió el honor de ir armados con espada). Para inmortalizar la victoria, estos pasteleros de Viena crearon un pastel conmemorativo. Consistente una pequeña pieza de brioche, en forma de media luna, símbolo del Imperio Otomano. Y de esta forma al comerlo recordar como se hizo frente al imperio otomano.

El croissant invadió toda Europa. Llegando a Francia de la mano o la gula (según como se mire) de María Antonieta, austriaca de nacimiento, gran aficionada a los dulces y que se convirtió en reina de Francia. El nuevo pastel tuvo un éxito rotundo en toda Francia, donde se convirtió en un clásico en los desayunos. En este país enseguida lo llamaron "Lune Croissant" (Luna Creciente), pero como el nombre era demasiado largo, se resumió en "Croissant".


 
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