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Pistachos para todos

El pistacho es antiquísimo, era conocido por los egipcios, griegos y romanos. La introducción en el viejo continente se produjo en Italia desde Siria en el siglo I y posteriormente su cultivo se extendió al resto de los países de la cuenca mediterránea.

El cultivo del pistachero nombre que recibe la planta, se introdujo en España en la época romana, fue desarrollado por los árabes y desapareció en la Edad Media con los moriscos, tal vez por la eliminación de árboles machos improductivos. La reintroducción comercial del cultivo tal y como la conocemos, se produjo en 1980.

En Estados Unidos fue introducido a mediados del s. XIX, se distribuyeron para su cultivo experimental en California, Texas y algunos estados del sur. A partir de 1929, por iniciativa estatal. Y es a partir de los años 70 cuando comienza la producción a nivel comercial en Estados Unidos.

Y hablando de EEUU, un estudio de la Universidad de Pennsylvania demostró que picar pistachos, aunque sea entre horas, tiene grandes beneficios para el corazón, al prevenir altos niveles de colesterol, o males relacionados con la presión sanguínea y el estrés.

Como los de la imagen que proceden de la tienda de eldatilero.com, son en estado natural sin sal añadida ni ningún añadido compañero de viaje que les haga no ser tan nutritivos como son. Irán, a parte de querer producir cosas que la comunidad internacional le impide, es el mayor productor de pistachos del mundo seguido de los EEUU.

La composición del pistacho la podéis ver en esta web en la que se detallan la cantidad de minerales, vitaminas, hidratos de carbono y grasas buenas malas y regulares que tiene este gran fruto seco.

También tienen una leyenda curiosa. La reina de Saba estaba convencida de que los pistachos eran un poderoso afrodisíaco y ordenó que la cosecha de pistachos de los mejores árboles cultivados en Asiria solo se utilizarán para ella y sus invitados reales.