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El mejillón







Mejillón mediterráneo Mytilus galloprovincialis

Como características Es negro, a veces con tonos marrones. El manto suele ser pardo amarillento. Las branquias se encuentran a los dos lados del cuerpo. Son dos láminas finas y Se denominan filibranquios porque los filamentos o ramificaciones de sus branquias tienen manojos entrelazados de cilios similares a pelos. Estriadas de color amarillento violáceo.

Se alimenta del fitoplancton y zooplancton, e incluso de partículas orgánicas en descomposición, que se encuentra en el agua del mar, mediante la filtración de la misma a través de sus branquias. La capacidad de filtración de los mejillones es enorme, bombeando hasta 8 litros por hora. Vive a poca profundidad en la zona de mareas, preferiblemente en zonas muy batidas con mucha materia orgánica en suspensión

Los mejillones son unisexuales. Cada hembra puede llegar a depositar hasta un millón de óvulos y la incubación suele durar entre una o dos semanas, según la temperatura del agua

Habita en el océano Atlántico. Los países productores más importantes son: España (sobre todo en las Rías Gallegas) y los Países Bajos.
La forma de marisqueo es en el cultivo en batea. La cría en bateas consiste en colocar filas alineadas de estacas de madera. La Ría de Arosa es la primera productora a nivel mundial de este molusco, que se adhiere a las cuerdas de las bateas llegando a su tamaño comercial en menos de un año.


Una especie similar es Mejillón común Mytilus edulis mejillón del Atlántico y Cantábrico



En comparación con la especie Mytilus galloprovincialis es menos ancho y púrpura. Pero esto puede variar, lo que hace complicada a veces la distinción entre ambas especies y la única manera de diferenciarlas sea mediante análisis genéticos.

Como curiosidad hay que decir que fueron los romanos los que comenzaron a consumirlos en gran escala, cultivándolos por el sencillo método de recogerlos en sus criaderos y varios a otros emplazamientos para que allí pudieran reproducirse. Aunque los árabes tuvieron por ellos poco aprecio, después se prestigiaron en España, pues es conocido que el gallego Martínez Motiño, cocinero de Felipe II, los preparaba para este monarca haciéndose gran consumo en su Corte, en parte procedentes del puerto portugués de Aveiro que los exportaba a Castilla en barriles

Un poco de historia 2º

La aparicion de fuego, la cosa cambio... y con la extinción de los grandes animales el hombre comenzó a domesticar a ciertos animales (renos, perros, etc.). La domesticación en Oriente de cabras, cerdos, ovejas y asnos dio origen a la ganadería.
La agricultura, de las plantas, fue tarea de mujeres, quienes comenzaron a cultivar las semillas que recogían. Significó el asentamiento del hombre. Los primeros cultivos fueron: trigo, cebada, avena, col, higos, habas, lentejas, mijo y vid. Se consumían frutos del manzano, el peral, el ciruelo y el cerezo. En Oriente Medio (4.000 a.C.) se cultivaban el almendro, el granado, garbanzo, cebolla, y dátiles.
Al final de los períodos glaciales, algunas herbáceas de semilla grande, las antecesoras de los cereales, empezaron a crecer en las colinas del Oriente Próximo.
Aparecen los primeros recipientes de barro para cocinar los alimentos. Los huesos de los animales, de los cuales se consumía la carne y las pieles, eran utilizados como abrigo y para hacer herramientas.
Se inventó el arado: una rama con forma y tirada por animales, y la mujer perdió el control de la agricultura, atribuyendo la labor a la fuerza del hombre. En el siglo V a.C. en México se inventa en molino de trigo

Con el descubrimiento del fuego el hombre comienza a cocer los alimentos con lo cual se digerían mejor, evitaban la transmisión de enfermedades y podían apreciar mejor su sabor.
El fuego significó, para el hombre, poder estar despierto más horas y comenzó el proceso de sociabilización, dando como resultado un aumento demográfico.
La agricultura reemplazó a la recolección de forma gradual.
A partir del año 3500 a.C. se produjo un cambió notable en el aprovechamiento de los animales: no se explotaban ya sólo para obtener su carne y sus pieles sino también para la obtención de productos secundarios como leche, queso y lanas.